La adicción a las drogas es una enfermedad compleja que afecta no solo al cuerpo, sino también a la mente y las emociones. En el transcurso de esta condición, es común que las personas desarrollen conductas de aislamiento social y comportamientos que pueden representar un peligro, tanto para ellas mismas como para quienes las rodean. Esto ocurre debido a una combinación de factores físicos, psicológicos y sociales que interactúan entre sí.
En esta ocasión, he realizado una sesión con la modelo catalana Carla Martín, donde transmitimos a través de las imágenes ese peligro de acercarse para ayudarla a una persona con dependencia a las drogas. Para ello, la modelo aparece en un espació oscuro simulando la soledad y el aislamiento en la que está. Podemos ver pegadas en la espalda de la modelo agujas quirúrgicas que la personas adictas pueden utilizar para suministrase las drogas. Con esas mismas agujas hemos querido emular la defensa natural que utilizan los puercoespines para defendeser y atacar, y hemos querido hacer un paralelismo de esas agujas para poder mostrar el aislamiento que comporta esta situación. Acercarse a una persona con adicción a las drogas sin un asesoramiento profesional puede ser muy peligroso y podrías salir lastimado.
El aislamiento por parte de los adictos es como un mecanismo de defensa debido a varias razones. Una de ellas es la estigmatización social, el miedo a ser juzgado, rechazado o castigado por sus comportamientos relacionados con el consumo de sustancias empuja a muchas personas a evitar la interacción con amigos, familiares y colegas. Tambien, el sentimiento de culpa y vergüenza, ya que la adicción suele ir acompañada de una fuerte carga emocional. Quienes la padecen pueden sentirse avergonzados por su situación, lo que los lleva a evitar enfrentar a quienes podrían intentar ayudarlos.
A medida que la adicción avanza, las drogas se convierten en el centro de la vida del individuo, dejando de lado relaciones personales, responsabilidades y otras actividades generando una desconexión emocional debido al abuso prolongado de sustancias que puede alterar el funcionamiento cerebral, afectando la capacidad de la persona para conectarse emocionalmente con los demás.
Aunque el aislamiento puede ser una señal de que alguien necesita ayuda, acercarse a una persona en plena adicción sin preparación o conocimiento profesional adecuado puede ser peligroso. Los comportamientos impredecibles debido al consumo de drogas alteran el juicio, la percepción y el comportamiento. Una persona bajo los efectos de sustancias puede reaccionar de manera agresiva o defensiva, incluso hacia quienes intentan ayudarla. La adicción a menudo está asociada con trastornos mentales como la ansiedad, la depresión o la paranoia, los cuales pueden intensificarse con el consumo de drogas. Quienes se acercan con la intención de ayudar pueden ser manipulados emocional o económicamente, especialmente si la persona ve en ellos un medio para acceder a más sustancias.
Si decides ayudar a alguien con adicción, recuerda cuidar también de tu bienestar emocional y físico. La adicción es una enfermedad difícil de tratar, y nadie puede resolverla solo. Rodearte de una red de apoyo profesional y mantener un equilibrio en tu propia vida es esencial para evitar el agotamiento emocional.
El aislamiento de una persona con adicción no debe ser interpretado únicamente como un rechazo hacia los demás, sino como un síntoma de la complejidad de su enfermedad. Aunque el contacto con estas personas puede ser desafiante y, en algunos casos, peligroso, con la preparación adecuada, empatía y apoyo profesional, es posible tenderles una mano sin poner en riesgo tu seguridad.
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